RECITAL MAXI REY, EN EL ESPACIO “VERSOS A-PALABRA 2” DEL GRUPO LITERARIO TINTAVIVA-CULTURAL TELEFONICA DE MADRID
20.05.2013 - FIN DE CURSO.
CURRÍCULUM
Maxi Rey.
Nacido en Benamariel (León, 1942). Casado. Residente en Madrid.
Licenciado en Filosofía y Letras por
la Universidad Complutense de Madrid. PNN luchador, Agregado y Catedrático de
Lengua y Literatura Española; dio clase
23 años en el IES “Silverio Lanza” de Getafe, donde ha tenido compañeros
que le han ayudado con su comprensión a desarrollar programas creativos en el
aula.
Pertenece al grupo que ha realizado el
Proyecto Cíceros: página
web del MEC con material de apoyo sobre lengua española para la educación no
universitaria.
También ha participado como tutor en
el Proyecto Oasis, plan piloto europeo para introducir las TIC y todo
tipo de herramientas multimedia en las aulas.
Asistencia a congresos: semiótica
(Roma; dirigido por Humberto Eco), Max Aub (El Escorial), prensa y educación (Huelva).
Escribe poesía, narraciones, teatro y
colabora en prensa y revistas. Lee sus poemas en ilustres tertulias, le han
premiado sus narraciones y representado sus obras dramáticas.
Buen conocedor del mundillo literario
de Madrid, ha sido también cliente habitual de locales de jazz de Madrid y
ocasional de París y Londres.
Lo más característico es su hobby de
grabar con una cámara de vídeo que siempre lleva al hombro. Aunque la mayoría
de sus temas son literarios, dedica mucha atención a motivos populares.
Actualmente dedica la mayor parte de
su tiempo a realizar montajes a partir de estas grabaciones: Visita al ciprés
de Silos (viaje en dos autocares llenos de poetas), Tertulia Rafael Montesinos
(poetas de los años 40), Tertulia Rafael Montesinos (poetas del grupo del medio
siglo), Tertulia Rafael Montesinos (60 aniversario de la Tertulia), Poemas del
mar de Ángel González, Homenaje a Victoriano Crémer, Carlota Cuesta (sobre la
obra de esta pintora), Sinodal de Aguilafuente (Segovia; primer libro impreso
en España), poetas en You Tube, bodas familiares, fiestas, procesiones,
manifestaciones, viajes.
POEMAS
(Maxi Rey, De “Escuela de mujeres”, Madrid,
2011)
1. El hombre que viene de lejos
1.1.
No sigas al hombre que viene de lejos
y te habla de la fuerza de la tierra,
desde el agua turbia de tu alma.
No lances tus secretos al aire,
deja que el paso lento de las horas
distraiga al viajero sobre la colina verde.
Él ha captado en sus palabras de saludo
tu rápida fascinación por su presencia.
Antes de mirarte y decirte “hola”
ha mirado el sol de la tarde
y la hierba sobre la que se apoyan tus pies.
1.2.
¿Qué hombre no se ha visto arrastrado
por el remolino de una melena negra
guardada entre unos ojos verdes
y unos labios ansiosos llenos de energía?
¿Qué mujer no se ha visto atrapada
por el torso luminoso del hombre
que yace tumbado una tarde bajo el sol de la
playa?
De situaciones así llevo varias cicatrices.
La primera fue cuando tenía 19 años:
un profesor me recomendó leer la Odisea y la
Eneida;
quedé subyugada por la pasión amorosa junto al
mar:
en una isla, Calipso retenía a Ulises en medio
de placeres lujuriosos;
en Cartago, la reina Dido se suicidaba ante la
huida de Eneas.
Un hombre me tuvo secuestrada durante un largo
año
por una fuerza irresistible que magnetizaba mi
persona
durante todo el día y la noche.
No necesitaba verlo ni sentir su perfume,
tenía tan clara su imagen que solo quería que
me acariciara.
Me dejé llevar por lo que era claramente una
locura.
Intenté alejarme borrando su imagen
inquietante
de la tierna pantalla de mi imaginación
cuando caminaba abstraída por la calle,
cuando no podía dormir acostada por la noche.
Tapé mis oídos con la cera de los auriculares
de un MP3,
Até mis horas y días de ocio a duras lecturas
de libros que no hubiera leído nunca,
a viajes sin fin por el campo y la playa.
Todo en vano, el canto era más fuerte que yo.
11. La fuerza de la naturaleza (III)
11.1.
No analices las palabras de un hombre
desconocido
que te hace sentir el fuego de la piedra
bajo tus pies, la savia primaveral de las
plantas
en las fuentes de la vida de tu vientre.
No son más que palabras
mientras el sol restalla sobre tus hombros
desnudos.
Déjalo y vete con tus amigas
que te esperan para el descenso
hasta el valle herido por el ferrocarril.
11.2.
He sentido el fuego de la piedra,
he utilizado con pasión la palabra
en las grandes decisiones de la empresa,
en las entrevistas de mis viajes a países
asiáticos.
He luchado contra las oscuras fuerzas de la
mentira
en las declaraciones a la prensa sobre los
proyectos.
He asumido la responsabilidad que me
corresponde
en las malas operaciones y desastres
económicos.
He sentido el frío de hombres importantes
en las deliberaciones del consejo de
administración.
La savia, el fuego, el sol
que me trae el hombre desconocido
son míos, crecen en mí, solo míos,
aunque no se vean, por haber sido destrozados
en la soledad de los aeropuertos.
VÍDEOS
RECITAL DE ANA
MONTOJO , EN EL ESPACIO “VERSOS A-PALABRA 2” DEL GRUPO LITERARIO
TINTAVIVA-CULTURAL TELEFONICA DE MADRID
20.05.2013 -
FIN DE CURSO.
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Suelo decir que escribir poesía y hacer nudismo, viene
a ser lo mismo. Ana Montojo es un claro exponente, se desnuda en cada verso y
muestra lo que siente con absoluta sinceridad.
Nuestra invitada cuenta que se inició en la poesía en
el año 93, en el taller que Enrique Gracia impartía en la Casa de Cultura de
Majadahonda. Ana dice que ahí empezó su contacto con el verso, como “vehículo para expresar cualquier tipo de
alteración anímica”, ¡y vaya si lo logra!
Madrileña, poeta y novelista, pertenece al grupo
“Hazversidades poéticas”, Asociación de escritores y Artistas españoles y
Escritores en red.
En el 98 gana el premio de poesía de mujeres “Carmen
Conde”, de Majadahonda, por el poema Cuando vuelvas, dedicado a su hijo
fallecido a los ocho años.
En 2010 su poemario La niebla del tiempo obtiene el
premio “Blas de Otero”, del Ayuntamiento de Majadahonda.
Desde el 2012 pertenece al grupo “Hazversidades
poéticas”, que dirige Jaime Alejandre; en marzo del mismo año engrosa la
colección de poetas Hazversos, dirigida también por J. Alejandre y editada por
Cuadernos del Laberinto.
Ha participado en la antología de mujeres Enésima
Hoja, compendio de poemas de 34 poetas, en el que me honra hallarme.
También en el mismo año Ana Montojo forma parte del elenco de autores en el cuaderno
Poesía en diciembre 2012, del Grupo Literario Tintaviva de Cultural Telefónica
de Madrid.
Su poesía, generalmente de verso blanco intimista,
catártico y visceral…, conquista, porque nos vemos reflejados en ella. Los
poemas de Ana Montojo hablan por sí solos, sin necesidad de bisuterías, son
desgarrados y perturbadores. Su lenguaje sencillo ensambla a veces conclusiones
de suma agudeza que ilustran lo que la poeta quiere confesar, manifestar y
compartir en un desahogo necesario de vivencias universales, cotidianas y de
todos.
Ana Montojo nos presenta hoy una muestra de su último
libro Plantas de interior (120 páginas, publicado por Editorial Cuadernos del
Laberinto, poemario bello también por fuera como todos los libros que hace la
editora, Alicia Arés).
Dice Enrique Gracia de Ana Montojo en su prólogo: “…es una de las mujeres que se nos aparece
con más derrotas por centímetro cuadrado y más coraje para sobrellevarlas, para
convertirlas en literatura que es una forma de transformarlas en victoria”. No
se puede decir ni más, ni menos, ni mejor, salvo que no se queden sin este
libro en sus estanterías, es terapéutico; leyéndolo uno se siente acompañado, consolado,
identificado, porque todos salimos a flote de igual modo en la quimérica
corriente de los sentimientos.
Plantas de interior, metafórico y sugerente título que
ya invita a adentrarnos en la maraña de su ecosistema, consta de tres partes: Crónicas
del despropósito, Caótica desmemoria y Cartas al hijo.
En Crónicas del despropósito y Caótica desmemoria,
casi todos los versos van encabezados por citas de diferentes autores.
De Cartas al hijo, me permito reproducir unos versos,
más persuasivos que cuanto yo pueda decir:
Ocho
años son pocos para irte
a
recorrer la eternidad tú solo,
sin
permiso, dejando
solo
en la noche el pato de peluche
y,
por si fuera poco, se ha quedado
encendida
tu risa,
resonando
en todos los rincones de la casa.
Con todos nosotros, Ana Montojo.
EL
VUELO DE LOS PÁJAROS
No sé cómo seguir el vuelo de los pájaros
si el
viento no me sopla por la espalda.
No
brillan las estrellas en mi pecho
si se
apaga la luz en mis afueras.
Hoy
quiero compartir con todos mis iguales
el hogar
donde habito:
el cielo
que me cubre
y la
tierra sobre la que reposo.
Creo en
la buena gente que se enfrenta
en cada
amanecer a la injusticia
a pecho
descubierto.
Creo en
el ser humano
porque a
pesar de todos los pesares
sobrevive
a la insidia
casi siempre.
MAÑANA
He
aprendido a vivir el momento presente
disfrutando
o sufriendo, según toque.
Y es que
las cosas tristes me ocurrieron
hace un
millón de años,
ya no me
importa nada lo que venga.
Esto debe
de ser algo muy parecido
a la
decrepitud irrevocable,
pero me
da lo mismo si mañana
no
existo, mal que bien
creo que
he terminado mis deberes.
Amarnos
es un lujo
que tal
vez no podamos permitirnos,
-qué le
vamos a hacer, más se perdió en la guerra-
la
tristeza se cura con el tiempo;
lo que no
tiene cura es mi manía
de soñar
lo imposible.
Afortunadamente.
Y este
afán insensato
de
agarrarme a una vida
empeñada
en echarme de su lado.
CONTIGO,
SIN TI
Amo a a mi soledad
tanto
como la odio; tú ya sabes
que no
puedo aguantarla algunos días
mas otros
se me vuelve indispensable.
Porque a
veces agota repartir los quereres
y llorar
con las lágrimas ajenas.
Quiero
decir, en fin, que estamos solos,
cada cual
con su historia intransferible,
aunque
necesitemos escuchar otras voces
y
el cuerpo nos reclame,
irremediablemente,
que nos
amemos sin hacer preguntas.
Quiero
decir que hay cosas que son de cada uno
y es
bueno que así sea.
Y que el
amor más grande
es el que
sabe retirarse a tiempo.
Quiero
decir que el verso
que
escribí ayer y era tan importante,
hoy me
parece tonto
porque no
deja claro que te quiero
a pesar
de que haya algunos días
-o tal
vez sólo un rato-
que me
abrazo a mí misma y tú me sobras.
Y decirte
también que esto es muy raro,
que no
puedo entregarte
esa parte
de mí que se me escapa
en cuanto
me descuido.
Y que,
seguramente, es la que tú más amas.
EL
CAMINO
Tengo aún muchas tardes
que he guardado
(sin que lo sepa el tiempo)
donde el tiempo no llega a hacer limpieza.
(Manuel Cortijo Rodríguez. Memoria de lo usado)
Creo que he recorrido dos tercios del camino
-acaso
más, quién sabe-,
lo que no
ofrece duda
es que es
mucho más largo
lo que he
dejado atrás
que la
exigua distancia que tengo por delante.
El último recodo
lo
doblé hace ya mucho,
sin embargo
afronto
lo que queda
con una
extraña mezcla
de miedo
y confianza,
sabiendo
que me espera más dolor que alegría
pero sin
renunciar a un minuto siquiera
del
tiempo que me toca.
Porque soy la que soy por todas esas tardes,
madrugadas
o noches
a las que
no alcanzó la escoba de los años
y dejaron
su rastro en mi memoria.
Y vendrán otros días,
armados
con buriles de tristeza, de ausencias,
y quizá
de algún rato parecido a la dicha
que
grabarán más surcos en la piel de mi alma.
Para que cuando llegue al final del viaje
-que no
puede estar lejos,
pues la
cronología no gasta en miramientos-
sea un
mapa de vida
con todo
lo que guarda esa palabra.
NOCHE DE PIEDRA
Quizá si
alguna vez me hubieras dicho
lo que
tanto esperé que me dijeras
no te
hubiera creído
y sin embargo,
hoy, que
ya no me puedes decir nada,
me ha
dado por pensar
que tú
también me amaste.
Porque vivimos juntos muchas cosas
y a los
dos nos mojó la misma lluvia.
Vimos
amaneceres imposibles,
contemplamos
las fases de la luna,
escuchamos
atentos a los grillos
y
enmudeció su canto nuestra boca.
Recorrimos idénticos caminos
en
dirección opuesta, nos cruzamos
y no
pudimos desandar lo andado.
Y
guardamos silencios elocuentes
apenas
sin rozarnos;
también juntos
a
través de distancias insalvables
vimos
cómo la vida
se nos
iba escurriendo entre los dedos.
Yo no me
daba cuenta
del frío
que me helaba aquella noche
de piedra
silenciosa.
Sólo
sabía
que no
habría otras noches como aquélla.
Hoy
me ha
dado por pensar que me quisiste
y va para
dos años que estás muerto.
TAXI
Cuando la noche ataca por la espalda
nunca
aparece un taxi.
Suele
llover apenas, mansamente,
y me voy
empapando sin sentir
de una
humedad ambigua
que casi
siempre viene del pasado.
Las penas
se derraman por el suelo;
yo voy
pisando charcos de memoria
y me río
a lo tonto.
Y también
el asfalto
parece
que se ríe. No hace frío.
Una siente que ama porque sí,
porque es de noche,
porque huele a verdad y a despedida.
Nunca aparece un taxi
cuando la noche ataca por la espalda.
VÍDEOS
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