María Jesús Polo José López Martínez Julia Gallo Sanz |
José López Martínez |
PRESENTACIÓN JOSÉ LÓPEZ
MARTINEZ EN TINTAVIVA
11.03.2013
(Julia Gallo Sanz)
Hoy tenemos el privilegio de gozar
de una lectura seleccionada de toda la obra poética de D. José López Martínez,
e incluso de algún poema inédito, y digo privilegio porque este versátil autor
se prodiga poco en recitales.
Buen migo del grupo literario
de Telefónica, como se decía entonces, no nos visitaba desde hacía tiempo.
Gracias en nombre de mis compañeros y en el mío propio.
Parafraseando el comienzo de
la magna y universal obra a Cervantes, que ya es osadía y plagio manifiesto, pero
también dato muy cierto, José López Martínez nació en un lugar de la Mancha: Tomelloso (Ciudad real), territorio
propicio al ensanchamiento y altura de la imaginación. Hombre de letras por
inclinación devoción y profesión, a pesar de que “Escribir en Madrid es llorar”,
como dice recordando textualmente la queja de su tocayo Mariano José de Larra,
él escribe con fervor y compromiso, y
he de manifestar que la tierra y el Quijote son dos de las más grandes
pasiones de este ilustre manchego.
Nuestro invitado, es miembro
del Consejo de Cultura de la Comunidad de Madrid; director general, vicepresidente
y secretario general de la Asociación de Escritores y Artistas Españoles, así
como director de su revista “Mirador”, y vicepresidente de la Asociación de Corresponsales de
Prensa Iberoamericana. Recientemente ha sido nombrado Profesor “Honoris Causa”
del Real Colegio Universitario de San Lucas, en Alemania, una de las
instituciones académicas más antiguas y prestigiosas de Europa. También es
vocal de la Junta Directiva y cofundador de la Asociación de Escritores de
Castilla-La Mancha, de la que fue vicepresidente.
Es autor de cerca de una
veintena de libros y ganador de numerosos premios de periodismo, poesía y narrativa (fue
finalista del premio Antonio Machado de narrativa, con un jurado presidido por
Camilo José cela).
Entre sus libros publicados
figuran títulos como En el mar riguroso
de la muerte (premio Rabindranath Tagore), Lugares de La Mancha (declarado de Interés Turístico Nacional), Fiestas al filo del agua (Premio Puerta
de Bisagra, en Toledo), Las imágenes
sucesivas, La edad peligrosa, La rueda del tiempo, y Pueblos y paisajes del
Quijote. No hace mucho, Ediciones
Vitrubio le publicó Memoria de nuestros
clásicos. Al término de los
noventa le fue publicado, en dos volúmenes, Castillos de España por la Editorial Rayuela, de Valencia. Gran
parte de su obra figura en numerosas antologías de literatura española, como
los volúmenes editados por la Sociedad Hispano-Americana de Nueva York.
Como periodista, ha ejercido
su profesión en “Diario de Barcelona”, “Ya” y las agencias Prensa Asociada,
Logos y Fax Press. Es ditorialista del periódico mejicano “El Informador”,
colaborador de los programas culturales de Radio Nacional de España, de las
revistas “Mundo Hispánico” y “La Estafeta Literaria”. Ha sido guionista de
Televisión Española.
Pertenece a varias
instituciones culturales y académicas nacionales y extranjeras, que no voy a
referir para no alargarme (sí decirles que en ellas no es fácil que se afilie
cualquiera).
Como conferenciante ha ocupado
los estrados más acreditados de América, Asia y Europa, siempre representando
oficialmente a España. Recuerda con cariño la clausura de unas jornadas
cervantinas celebradas en la Universidad de Guanajuato, con su lección
magistral sobre La geografía literaria del Quijote.
En cuanto a su perfil humano, José
López Martínez es un hombre muy despierto, prudente, exquisito en lo que hace y
un cofre de conocimientos. Conversar con él resulta siempre interesante y
ocasión de aprender. Así una servidora, que se considera alumna a perpetuidad, escuchando a este escritor se siente identificada
con la palmaria aseveración de Sócrates.
José López Martínez, cuenta
que de niño era propenso a la inventiva de historias, inclinación que creció en
su adolescencia y juventud y lo decantó por la literatura.
Añorando aquel tiempo pasado,
nos habla así en su poema PEREZOSAMENTE, LA MEMORIA:
No acierto a comprender
cómo aquél niño
que fui por las riveras y los
llanos,
todavía refulge, y me recuerda
que el tiempo solo existe
en los relojes y en los
desengaños.
Narrador, poeta, ensayista,
periodista, crítico literario…, se ha relacionado con innumerables
personalidades tanto de la literatura, como del arte, como de la vida social, y
no es extraño oírle comentar, por ejemplo: “… recuerdo que me dijo Dámaso Alonso…”, como si comentara: el agua está fresca, con la misma
sencillez.
Hombre caballeroso, adornado
con nobles cualidades humanas, nos muestra una parte de su esencia en el poema
titulado IR HACIA LA VERDAD,
leo unos fragmentos:
Partir,
andar por los caminos
que nosotros pensamos cada
día,
porque pensar es caminar al
fondo
del mundo que nos puebla y nos
impulsa…
Ir hacia la verdad
atravesando el silencio
de las noches oscuras de la
vida…
En su obra poética, siempre
filosófica, se palpa su hondo sentir. En sus ensayos se percibe más su
personalidad, y en sus artículos periodísticos se advierte que disfruta con su
profesión (muy aplaudida en Hispanoamérica).
José López Martínez, trata todos los temas: el lance de
vivir, el amor, la tierra, el paso del tiempo, la muerte… En su poema COMO UN
RÍO, dice:
Un hombre es como un río:
a la intemperie, solo,
ha de cruzar las cuencas de la
vida…
Un hombre es, casi siempre,
una corriente de agua
despeñada,
que va a romperse contra los
abismos
de sus propias preguntas
imposibles.
Gracias, querido amigo, por
haber elegido nuestro espacio para hacer este paseo poético por tu obra. Desde
el tren de la vida deseamos que nos sigas regalando tu creatividad en la
grandeza de tu literatura.
Cito tus propios versos:
Mientras el tren camina,
tajando los paisajes
silenciosos,
mis recuerdos florecen como un
árbol
que llevase plantado en la
memoria…
POEMAS
COMO UN RÍO
Un hombre es como un río:
a la intemperie, solo,
ha de cruzar las cuencas de la vida.
Un hombre siempre viene
del insondable misterio de la Nada,
de la profunda soledad del Tiempo,
y lo mismo que los ríos
se va precipitando
en el mar riguroso de la muerte.
Brota, junto a su cauce,
una rivera fértil de fracasos,
una alameda gigantesca de álamos
que ocultan su canción
y su alegría.
Un hombre es, casi siempre,
una corriente de agua despeñada,
que va a romperse contra los abismos
de sus propias preguntas imposibles.
Del
libro “En el mar riguroso de la muerte”
IR HACIA LA VERDAD
Partir,
andar por los caminos
que nosotros pensamos cada día,
porque pensar es caminar al fondo
del mundo que nos puebla y nos impulsa.
Hacer caminos nuevos
con la palabra,
con el dolor y la alegría
de quien cruza el desierto
y al fin encuentra
una
fuente de agua cristalina.
Ir hacia la verdad
atravesando el silencio
de las noches oscuras de la vida,
como van los navegantes
en las largas y difíciles
travesías.
Estar alerta siempre
Oteando
Los misterios de la lejanía;
ser peregrinos, romeros
como León Felipe quería,
para que nunca caigamos en el tedio
de las palabras vacías.
Ser peregrinos nuevos
sin temor a la sed ni a la fatiga,
aunque los pies nos sangren
y el cansancio nos rinda.
Del
libro “La rueda del tiempo”
PEREZOSAMENTE, LA MEMORIA
Perezosamente, la memoria
me trae imágenes difusas
de cosas y paisajes tan lejanos,
que resulta imposible
saber si acaso los soñé algún día
o fueron de verdad,
como son las montañas y los mares.
El tiempo de la infancia,
tan lleno de esperanza y de fulgores,
emerge del silencio
del gris otoño que me va poblando.
Pero la memoria
se quiebra y esclarece
como una lenta
tarde de lluvia y sol de primavera.
No acierto a comprender
cómo
aquel niño
que fui por las riveras y los llanos,
todavía refulge y me recuerda
que el tiempo sólo existe
en los relojes y en los desengaños.
Y es que todo está dentro de nosotros,
remansado en la sangre,
y el tiempo es sólo un viento que recorre
los sueños que sustentan nuestra vida.
Mas la memoria apenas
acierta a esclarecer donde los sueños
confluyen con la historia
del corazón herido
de tanto caminar a la intemperie.
Del
libro “La rueda del tiempo”
PASAJEROS DE UN TREN A LA DERIVA
Mientras el tren camina,
tajando los paisajes silenciosos,
mis recuerdos florecen como un árbol
que llevase plantado en la memoria.
Camina el tren hacia ninguna parte,
hacia el tiempo futuro y su misterio,
alejándome más de aquellos días
cuando el amor fue todo mi universo.
Qué lejos la niñez queda a esta hora
de mi viaje largo y desolado;
cuántas veces la noche de la muerte
oscureció mi tiempo de alegría.
Está lloviendo sobre los trigales,
sobre el paisaje gris de los recuerdos,
las nubes cárdenas, quietas, densas,
llueven sobre mi adolescencia, tan lejana.
Hacia ninguna parte vamos siempre,
como los vagabundos y los olvidados;
somos hijos del tiempo y de la muerte,
pasajeros de un tiempo a la deriva.
(J.L.M.)
TERRANOVA
Atardece sobre Terranova,
sobre sus bosques y lagos.
Es una tarde alta y clara,
incandescente como la memoria
de las cosas eternas de la vida.
Las alas del avión casi rozan
las empinadas ramas de los árboles.
Se nos dice que en el exterior
la temperatura es de cuatro grados bajo
cero
cuando todavía es otoño.
Faenan los pescadores
sobre las aguas serenas del atlántico,
pescadores de cualquier parte del mundo
que aquí confluyen con nostalgia y pálpito.
Estamos volando sobre Terranova.
La ciudad de Saint Johan
queda perdida entre la bruma,
oasis fantasmal en medio de la tarde.
canción del tiempo y de las olas
sobre un paisaje inolvidable y único.
Abajo, Terranova, todavía
como un sueño tangible y armonioso.
Va cayendo la tarde y ya la bruma
nos va ocultando el mar. Lejanamente
se vislumbran los rojos del ocaso.
(J.L.M.)
VÍDEOS
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