Grupo Literario "TINTAVIVA" de Cultural Telefónica de Madrid
Presentación del libro
LA SOLEDAD DE LAS HAMACAS
de
Javier Bueno Jiménez
Presentador: Juan Calderón Matador. Abrió el acto: Julia Gallo Sanz
16 OCTUBRE 2015
(Salón de Actos de Cultural Telefónica, Pza. Cristina Martos nº 1, esquina Conde Duque)
El libro está estructurado en cuatro partes, cada una de ellas precedida de un subtítulo que nos anticipa por qué tipo de baldosas conducirá nuestros pasos el poeta. Hamaca del desencanto, aglutina veintisiete obras de corte existencial; en Hamaca de las ausencias encontramos seis poemas dedicados a esos familiares que amó y que el tiempo le fue arrebatando; diecisiete son los recogidos en Hamaca de la admiración, como homenaje a los seres o cosas, por los que se siente fascinado; y cierra el volumen con Hamaca compartida, dieciocho poemas de amor y desamor.
En Hamaca del desencanto, se duele el poeta de sus pasados errores, y le pide perdón al niño que fue por no haber conseguido logros más importantes para él a lo largo de su vida. "Perdóname, niño de color sepia,/ por romper tus ilusiones/ y evaporar tus sueños". Versos desgarradores que concluyen diciendo: "Solo soy/ caligrafía de tus sentimientos". La pérdida de su madre a muy temprana edad es un hecho que le marca la existencia y que nunca consigue superar totalmente. Esa carencia aparece en el poema Niño con paloma (1953): "...ignorante del cepo/ que muerde en cada esquina/ sin saber/ que hay raíces cuadradas/ que acuden a clavarse en las rodillas,/ y madres que se ausentan,/ a veces para siempre". El poema, Sesión continua con pan y chocolate, vuelve a introducir la añoranza materna con versos tan estremecedores como "... felicidad, eso que se percibe/ al mirar a la madre/ al clarear el día,/ o un jueves, tras el cole,/ con pan y chocolate/ en la sesión continua". En este poema también queda patente otra de sus grandes pasiones, el cine, que aparecerá recurrentemente tanto en su obra poética como en la narrativa. "Pero el dolor/ que más insoportable me resulta/ es el de no encontrar en la butaca/ el tacto de mi madre,/ cogiéndome la mano mientras veo/ películas antiguas". El poema, La vida sin borrones, es el que ha dado pie para el título del libro. "Odio septiembre./ Me falta el eco del verano/ y me sobra/ la soledad de las hamacas". Pero no es el final del estío, con su tiempo de mar y vacaciones, lo que resulta insoportable al poeta, como confiesa en los últimos versos de dicho poema, sino la imposibilidad de remediar los errores cometidos a lo largo de las estaciones ya rebasadas. "Quién pudiera/ cada mes de septiembre,/ como los niños en la escuela,/ estrenar un cuaderno,/ en el que reescribir la vida/ exenta de borrones".
Todos los poemas de este capítulo nos muestran el sentido trágico que Bueno Jiménez le imprime a su existencia, y utiliza la poesía como si de un cilicio purificador sobre su carne se tratara. "He buscado refugio/ al amparo de un falso techo,/ y en la negrura de mi noche/ ni a Dios puedo inventar". Con frecuencia escenifica su dolor bajo parámetros que sólo son metafóricos, como en el poema titulado, Jaque mate, donde se muestra como un ser derrotado por el alcohol, cuando todos los que le conocemos personalmente sabemos que es abstemio; pero así es como él debe sentirse cuando escribe "Ya ves, siempre te gano la partida,/ soy tu copa, la reina,/ y tú un pobre borracho./ Jaque mate, mi esclavo./ Es tu reina de copas/ la que vuelve a ganarte". Especialmente hermosos me parecen estos versos pertenecientes a Tiempo de ausencia "Crece la soledad sobre el lecho de antes,/ ocupa el fondo del armario,/ donde llora tu abrigo, sabedor del desguace". Y ya casi al final de este mismo poema surge esta reflexión demoledora "Es como levantar la vista al cielo/ esperando la lluvia,/ sin saber que sus gotas/ te nacen en los ojos".
También ha incluido poemas de denuncia social, como el titulado Monólogo del mendigo en el metro de Madrid, en el que refleja la miseria y la impotencia de quien se ve obligado a mendigar unas monedas o una pieza de fruta, mientras la aspirante a alcaldesa promete en su programa que limpiará de mendigos las calles de la ciudad; no solucionando el problema sino, simplemente, quitándolos de la vista de los turistas.
El poeta muestra, en el apartado denominado Hamaca de las ausencias, la herida de no tener ya cerca a los familiares más queridos que, siguiendo el curso natural de la existencia, le fueron dejando una soledad que se niega a aceptar, esa gran soledad, representada en las hamacas, que plasma el título del libro. En El vergel de Dios recrea la estancia de su progenitor, tras perder las facultades mentales, en una residencia, esperando un final tan inevitable como doloroso, que concluye con los versos "De una forma o de otra,/ todos/ sentados en el banco/ de la paciencia estamos,/ y mientras tanto/ Dios en la Gloria". Una manifestación de incomprensión por la impasibilidad de Dios ante esa degradación final del ser humano. Sin embargo en el poema, Me duele tu ausencia, se reconcilia con el Creador, o tal vez se refiera a su propia concepción de cómo quisiera Javier Bueno que fuera su Dios, desde estos versos dedicados a su padre "Gracias, padre, por ser semilla buena,/ del Dios Bueno que en tu ser habita". Cuatro son los poemas que le dedica al padre desaparecido. Tampoco olvida a su abuelo, al que recuerda con un tierno poema titulado, Como tú, abuelo. Tía Pepita, refleja la añoranza por esa persona que llenó de amor sus días infantiles de orfandad "De niño construía/ cometas con tus hilos de colores,/ sin sospechar que el viento/ puede ser vendaval/ para arrastrarnos hacia lo invisible".
Hamaca de la admiración: Abre esta parte el largo poema, Hoy he sabido que nacerás mujer, dividido en seis partes, que aboga por la igualdad entre hombres y mujeres. Esta obra mereció, en 1997, el Premio de Poesía sobre la Mujer, de la Asociación Cultural Beatriz Cienfuegos, de Leganés. Le siguen una serie de homenajes de variada índole, como a la desaparecida actriz Rocío Dúrcal, la escritora Helena Collazo, al toro maltratado, a Mini, el recordado gato de su amiga Maruja, a obras de distintos pintores, o lugares, como el Botánico madrileño, y hasta se atreve a jugar en verso a las adivinanzas.
Hamaca compartida: Poemas dedicados al ser amado. "Lo cierto es que la magia/ concertó nuestra cita/ y rodamos/ por el volcán del tiempo y el amor". El poema, El agua de tus labios, concluye con estos versos "Tu rostro es el paisaje que me adentra/ en un mundo de sueños sin eclipses", que junto a estos otros, repletos de belleza y sentimiento, pertenecientes al poema, Una lágrima, "Para que brillen tus ojos/ todo yo soy firmamento", son una muestra de la generosidad del poeta ante la persona amada. Pero el amor no siempre es eterno, de echo da la impresión de que a lo largo de este capítulo la persona amada no siempre es la misma, como lo plasma el poema, Trueno, "Desde el poder del trueno/ me nace un mal presagio". Y cuando tiene la certeza de que el amor se le ha escapado, quizás definitivamente, el poeta se siente perdido. "Me llevo de prestado/ el oro de tus ojos hecho sombra,/ me hago impar,/ y mis pasos se pierden/ en un empinado espejo gris,/ que me devuelve a la noche". Y finaliza el libro con un recorrido por París, que lo arrastra por los escalones de la melancolía al recordar otros tiempos de vino y rosas, recorriendo los mismos lugares junto al ser querido, y se confiesa incapaz de soportar tanta belleza en soledad.
Les dejo ante la puerta de un poemario tan bello como desgarrador. No tengan miedo de atravesarla; al otro lado les espera una cita con la buena poesía, esa que nos envuelve en imágenes sugerentes y originales metáforas, versos, unas veces blancos, otras libres, que fluyen con buen ritmo y cadencia, para conformar un universo tan rico, que, sin duda, también nos enriquecerá a todos nosotros . Así lo he vivido yo, y así espero que lo disfruten ustedes. Javier, tienes la palabra.
Julia Gallo Sanz Javier Bueno Jiménez Juan Calderón Matador |
PRESENTACION DEL LIBRO “LA SOLEDAD DE LAS HAMACAS” (Por Juan Calderón Matador)
Buenas tardes, es un placer estar, una vez más, colaborando en la presentación de un libro, y mucho más siendo éste obra de una persona tan cercana a mí como lo es Javier Bueno.
Javier es para mí mucho más que un amigo, después de tantos años que nos unen como compañeros de viaje; y a lo largo de todo ese tiempo hemos tenido ocasión de compartir muchas vivencias. Yo he visto cómo han ido surgiendo en su pluma todos los poemas que conforman este volumen, sé sus motivaciones al escribirlos, lo conozco casi tanto como a mí mismo, por eso sé que todos y cada uno de sus versos están repletos de sinceridad. Pero no sólo hemos compartido la devoción por la literatura sino también amigos, tertulias, viajes, actuaciones en teatro y televisión, hemos realizado juntos numerosos recitales a lo largo y ancho de toda España, hemos fundado la Plataforma Cultural Raíces de Papel, y la Tertulia Literaria de Guardamar; hemos tenido una Galería de Arte, y hasta nos hemos atrevido a cantar juntos bajo el nombre artístico de Super Ju y Maxi Ja, dúo con el que también hicimos algunos programas de televisión. Por todo ello, quiero darte las gracias, Javier. La vida sin ti hubiese sido mucho más aburrida, más vacía, más falta de amistad, camaradería, lealtad y cariño. Por eso estoy muy feliz de poder estar hoy aquí, compartiendo este nuevo logro tuyo al ofrecernos el conjunto de tu obra poética, reunida en este volumen.
Les pido disculpas por esta intromisión personal en mitad del acto, pero he sentido la necesidad de expresarlo.
Javier nos ofrece en esta nueva entrega poética el conjunto de su producción a lo largo de los últimos veinte años, una colección de sesenta y ocho poemas, recogidos en su mayoría en otros libros y revistas, agrupados esta vez bajo un título tan revelador como "La soledad de las hamacas. (Poesía reunida, 1995-2015)". Quiero aclarar que este periodo es el que realmente abarca, aunque en la portada aparece una pequeña errata que indica (Poesía reunida, 1998- 2015). No es el autor un poeta que se prodigue, por lo que este libro, sin lugar a dudas, será muy bien recibido por los lectores, que le seguimos con admiración, y por los nuevos que lo descubrirán a partir de estas páginas.
Buenas tardes, es un placer estar, una vez más, colaborando en la presentación de un libro, y mucho más siendo éste obra de una persona tan cercana a mí como lo es Javier Bueno.
Javier es para mí mucho más que un amigo, después de tantos años que nos unen como compañeros de viaje; y a lo largo de todo ese tiempo hemos tenido ocasión de compartir muchas vivencias. Yo he visto cómo han ido surgiendo en su pluma todos los poemas que conforman este volumen, sé sus motivaciones al escribirlos, lo conozco casi tanto como a mí mismo, por eso sé que todos y cada uno de sus versos están repletos de sinceridad. Pero no sólo hemos compartido la devoción por la literatura sino también amigos, tertulias, viajes, actuaciones en teatro y televisión, hemos realizado juntos numerosos recitales a lo largo y ancho de toda España, hemos fundado la Plataforma Cultural Raíces de Papel, y la Tertulia Literaria de Guardamar; hemos tenido una Galería de Arte, y hasta nos hemos atrevido a cantar juntos bajo el nombre artístico de Super Ju y Maxi Ja, dúo con el que también hicimos algunos programas de televisión. Por todo ello, quiero darte las gracias, Javier. La vida sin ti hubiese sido mucho más aburrida, más vacía, más falta de amistad, camaradería, lealtad y cariño. Por eso estoy muy feliz de poder estar hoy aquí, compartiendo este nuevo logro tuyo al ofrecernos el conjunto de tu obra poética, reunida en este volumen.
Les pido disculpas por esta intromisión personal en mitad del acto, pero he sentido la necesidad de expresarlo.
Javier nos ofrece en esta nueva entrega poética el conjunto de su producción a lo largo de los últimos veinte años, una colección de sesenta y ocho poemas, recogidos en su mayoría en otros libros y revistas, agrupados esta vez bajo un título tan revelador como "La soledad de las hamacas. (Poesía reunida, 1995-2015)". Quiero aclarar que este periodo es el que realmente abarca, aunque en la portada aparece una pequeña errata que indica (Poesía reunida, 1998- 2015). No es el autor un poeta que se prodigue, por lo que este libro, sin lugar a dudas, será muy bien recibido por los lectores, que le seguimos con admiración, y por los nuevos que lo descubrirán a partir de estas páginas.
El libro está estructurado en cuatro partes, cada una de ellas precedida de un subtítulo que nos anticipa por qué tipo de baldosas conducirá nuestros pasos el poeta. Hamaca del desencanto, aglutina veintisiete obras de corte existencial; en Hamaca de las ausencias encontramos seis poemas dedicados a esos familiares que amó y que el tiempo le fue arrebatando; diecisiete son los recogidos en Hamaca de la admiración, como homenaje a los seres o cosas, por los que se siente fascinado; y cierra el volumen con Hamaca compartida, dieciocho poemas de amor y desamor.
En Hamaca del desencanto, se duele el poeta de sus pasados errores, y le pide perdón al niño que fue por no haber conseguido logros más importantes para él a lo largo de su vida. "Perdóname, niño de color sepia,/ por romper tus ilusiones/ y evaporar tus sueños". Versos desgarradores que concluyen diciendo: "Solo soy/ caligrafía de tus sentimientos". La pérdida de su madre a muy temprana edad es un hecho que le marca la existencia y que nunca consigue superar totalmente. Esa carencia aparece en el poema Niño con paloma (1953): "...ignorante del cepo/ que muerde en cada esquina/ sin saber/ que hay raíces cuadradas/ que acuden a clavarse en las rodillas,/ y madres que se ausentan,/ a veces para siempre". El poema, Sesión continua con pan y chocolate, vuelve a introducir la añoranza materna con versos tan estremecedores como "... felicidad, eso que se percibe/ al mirar a la madre/ al clarear el día,/ o un jueves, tras el cole,/ con pan y chocolate/ en la sesión continua". En este poema también queda patente otra de sus grandes pasiones, el cine, que aparecerá recurrentemente tanto en su obra poética como en la narrativa. "Pero el dolor/ que más insoportable me resulta/ es el de no encontrar en la butaca/ el tacto de mi madre,/ cogiéndome la mano mientras veo/ películas antiguas". El poema, La vida sin borrones, es el que ha dado pie para el título del libro. "Odio septiembre./ Me falta el eco del verano/ y me sobra/ la soledad de las hamacas". Pero no es el final del estío, con su tiempo de mar y vacaciones, lo que resulta insoportable al poeta, como confiesa en los últimos versos de dicho poema, sino la imposibilidad de remediar los errores cometidos a lo largo de las estaciones ya rebasadas. "Quién pudiera/ cada mes de septiembre,/ como los niños en la escuela,/ estrenar un cuaderno,/ en el que reescribir la vida/ exenta de borrones".
Todos los poemas de este capítulo nos muestran el sentido trágico que Bueno Jiménez le imprime a su existencia, y utiliza la poesía como si de un cilicio purificador sobre su carne se tratara. "He buscado refugio/ al amparo de un falso techo,/ y en la negrura de mi noche/ ni a Dios puedo inventar". Con frecuencia escenifica su dolor bajo parámetros que sólo son metafóricos, como en el poema titulado, Jaque mate, donde se muestra como un ser derrotado por el alcohol, cuando todos los que le conocemos personalmente sabemos que es abstemio; pero así es como él debe sentirse cuando escribe "Ya ves, siempre te gano la partida,/ soy tu copa, la reina,/ y tú un pobre borracho./ Jaque mate, mi esclavo./ Es tu reina de copas/ la que vuelve a ganarte". Especialmente hermosos me parecen estos versos pertenecientes a Tiempo de ausencia "Crece la soledad sobre el lecho de antes,/ ocupa el fondo del armario,/ donde llora tu abrigo, sabedor del desguace". Y ya casi al final de este mismo poema surge esta reflexión demoledora "Es como levantar la vista al cielo/ esperando la lluvia,/ sin saber que sus gotas/ te nacen en los ojos".
También ha incluido poemas de denuncia social, como el titulado Monólogo del mendigo en el metro de Madrid, en el que refleja la miseria y la impotencia de quien se ve obligado a mendigar unas monedas o una pieza de fruta, mientras la aspirante a alcaldesa promete en su programa que limpiará de mendigos las calles de la ciudad; no solucionando el problema sino, simplemente, quitándolos de la vista de los turistas.
El poeta muestra, en el apartado denominado Hamaca de las ausencias, la herida de no tener ya cerca a los familiares más queridos que, siguiendo el curso natural de la existencia, le fueron dejando una soledad que se niega a aceptar, esa gran soledad, representada en las hamacas, que plasma el título del libro. En El vergel de Dios recrea la estancia de su progenitor, tras perder las facultades mentales, en una residencia, esperando un final tan inevitable como doloroso, que concluye con los versos "De una forma o de otra,/ todos/ sentados en el banco/ de la paciencia estamos,/ y mientras tanto/ Dios en la Gloria". Una manifestación de incomprensión por la impasibilidad de Dios ante esa degradación final del ser humano. Sin embargo en el poema, Me duele tu ausencia, se reconcilia con el Creador, o tal vez se refiera a su propia concepción de cómo quisiera Javier Bueno que fuera su Dios, desde estos versos dedicados a su padre "Gracias, padre, por ser semilla buena,/ del Dios Bueno que en tu ser habita". Cuatro son los poemas que le dedica al padre desaparecido. Tampoco olvida a su abuelo, al que recuerda con un tierno poema titulado, Como tú, abuelo. Tía Pepita, refleja la añoranza por esa persona que llenó de amor sus días infantiles de orfandad "De niño construía/ cometas con tus hilos de colores,/ sin sospechar que el viento/ puede ser vendaval/ para arrastrarnos hacia lo invisible".
Hamaca de la admiración: Abre esta parte el largo poema, Hoy he sabido que nacerás mujer, dividido en seis partes, que aboga por la igualdad entre hombres y mujeres. Esta obra mereció, en 1997, el Premio de Poesía sobre la Mujer, de la Asociación Cultural Beatriz Cienfuegos, de Leganés. Le siguen una serie de homenajes de variada índole, como a la desaparecida actriz Rocío Dúrcal, la escritora Helena Collazo, al toro maltratado, a Mini, el recordado gato de su amiga Maruja, a obras de distintos pintores, o lugares, como el Botánico madrileño, y hasta se atreve a jugar en verso a las adivinanzas.
Hamaca compartida: Poemas dedicados al ser amado. "Lo cierto es que la magia/ concertó nuestra cita/ y rodamos/ por el volcán del tiempo y el amor". El poema, El agua de tus labios, concluye con estos versos "Tu rostro es el paisaje que me adentra/ en un mundo de sueños sin eclipses", que junto a estos otros, repletos de belleza y sentimiento, pertenecientes al poema, Una lágrima, "Para que brillen tus ojos/ todo yo soy firmamento", son una muestra de la generosidad del poeta ante la persona amada. Pero el amor no siempre es eterno, de echo da la impresión de que a lo largo de este capítulo la persona amada no siempre es la misma, como lo plasma el poema, Trueno, "Desde el poder del trueno/ me nace un mal presagio". Y cuando tiene la certeza de que el amor se le ha escapado, quizás definitivamente, el poeta se siente perdido. "Me llevo de prestado/ el oro de tus ojos hecho sombra,/ me hago impar,/ y mis pasos se pierden/ en un empinado espejo gris,/ que me devuelve a la noche". Y finaliza el libro con un recorrido por París, que lo arrastra por los escalones de la melancolía al recordar otros tiempos de vino y rosas, recorriendo los mismos lugares junto al ser querido, y se confiesa incapaz de soportar tanta belleza en soledad.
Les dejo ante la puerta de un poemario tan bello como desgarrador. No tengan miedo de atravesarla; al otro lado les espera una cita con la buena poesía, esa que nos envuelve en imágenes sugerentes y originales metáforas, versos, unas veces blancos, otras libres, que fluyen con buen ritmo y cadencia, para conformar un universo tan rico, que, sin duda, también nos enriquecerá a todos nosotros . Así lo he vivido yo, y así espero que lo disfruten ustedes. Javier, tienes la palabra.
Juan Calderón Matador
El público a la espera |
Javier Bueno, "solo ante el peligro" |
Poemas de LA SOLEDAD DE LAS HAMACAS
NIÑO DE COLOR SEPIA
Perdóname, niño de color sepia,
por romper tus ilusiones
y evaporar tus sueños.
Perdóname
por verter lágrimas de acíbar
sobre tu delicada piel.
Hoy he vuelto a verte
desde lejos, envejecido,
y contigo quisiera
reconciliarme.
Dame un solo sorbo de tu perdón,
para que sane mi alma,
y permita que te mire de frente
sin sentir que me muerde la vergüenza.
Sólo tengo mis paredes de aire,
y mi techo de nubes,
y una brizna de sal
entre los labios.
Sólo soy
caligrafía de tus sentimientos.
Perdóname, niño de color sepia,
por romper tus ilusiones
y evaporar tus sueños.
Perdóname
por verter lágrimas de acíbar
sobre tu delicada piel.
Hoy he vuelto a verte
desde lejos, envejecido,
y contigo quisiera
reconciliarme.
Dame un solo sorbo de tu perdón,
para que sane mi alma,
y permita que te mire de frente
sin sentir que me muerde la vergüenza.
Sólo tengo mis paredes de aire,
y mi techo de nubes,
y una brizna de sal
entre los labios.
Sólo soy
caligrafía de tus sentimientos.
LA VIDA SIN BORRONES
Odio septiembre.
Me falta el eco del verano
y me sobra
la soledad de las hamacas.
Mis pasos se confunden con las huellas
que por la arena fueron olvidando
las gaviotas del estío.
¡Hoy
es tan grande el silencio
que me resulta atronador!
Quién pudiera
cada mes de septiembre,
como los niños en la escuela,
estrenar un cuaderno,
en el que reescribir la vida
exenta de borrones.
LA OSCURIDAD NO ES ETERNA
Qué puedes hacer
cuando ves desplomarse la cordura,
y la vida te va
dejando sin aliento,
y te maltrata, y te maltrata,
hasta ver que te quedas sin defensas.
Y ves que tu existencia se transforma
en celuloide de terror,
que tu cama se llena de fantasmas,
y que la soledad rebosa por la colcha,
mientras los "muñequitos"
que tienen el poder,
lo mueven sin criterio,
sin sensibilidad y sin entrañas,
indiferentes al dolor que hay en la calle,
y te imponen silencio
con leyes que protegen solo a ellos.
Hay que hacer algo,
compañeros de lágrimas y duelo,
antes de que nos roben la existencia.
Levantémonos todos,
vayamos al unísono
a rescatar la luz que nos robaron.
La oscuridad no puede ser eterna.
ME DUELE TU AUSENCIA
Con cariño, al padre bueno
Desde mi universo sin sol,
sigue creciendo mi cariño.
Me encuentro feliz,
pues te siento joven,
abandonado ya el cuerpo
que te hizo esclavo
y te encadenó al dolor.
Eran demasiados
los peces emergentes
debajo de tu cama,
al amor de las sombras.
Padre, por fin terminó la negrura,
y los malos sueños
que poblaron tus noches
Han vuelto al mar los peces,
ya no nadan debajo de tu lecho,
ni vienen a asustarte al mediodia.
Padre, mis lágrimas ya no son amargas,
se han tornado dulces,
como lo fueron siempre tu mirada
y el hueco de tus manos.
Gracias Padre, por ser semilla buena,
del Dios Bueno que en tu ser habita.
Odio septiembre.
Me falta el eco del verano
y me sobra
la soledad de las hamacas.
Mis pasos se confunden con las huellas
que por la arena fueron olvidando
las gaviotas del estío.
¡Hoy
es tan grande el silencio
que me resulta atronador!
Quién pudiera
cada mes de septiembre,
como los niños en la escuela,
estrenar un cuaderno,
en el que reescribir la vida
exenta de borrones.
LA OSCURIDAD NO ES ETERNA
Qué puedes hacer
cuando ves desplomarse la cordura,
y la vida te va
dejando sin aliento,
y te maltrata, y te maltrata,
hasta ver que te quedas sin defensas.
Y ves que tu existencia se transforma
en celuloide de terror,
que tu cama se llena de fantasmas,
y que la soledad rebosa por la colcha,
mientras los "muñequitos"
que tienen el poder,
lo mueven sin criterio,
sin sensibilidad y sin entrañas,
indiferentes al dolor que hay en la calle,
y te imponen silencio
con leyes que protegen solo a ellos.
Hay que hacer algo,
compañeros de lágrimas y duelo,
antes de que nos roben la existencia.
Levantémonos todos,
vayamos al unísono
a rescatar la luz que nos robaron.
La oscuridad no puede ser eterna.
ME DUELE TU AUSENCIA
Con cariño, al padre bueno
Desde mi universo sin sol,
sigue creciendo mi cariño.
Me encuentro feliz,
pues te siento joven,
abandonado ya el cuerpo
que te hizo esclavo
y te encadenó al dolor.
Eran demasiados
los peces emergentes
debajo de tu cama,
al amor de las sombras.
Padre, por fin terminó la negrura,
y los malos sueños
que poblaron tus noches
Han vuelto al mar los peces,
ya no nadan debajo de tu lecho,
ni vienen a asustarte al mediodia.
Padre, mis lágrimas ya no son amargas,
se han tornado dulces,
como lo fueron siempre tu mirada
y el hueco de tus manos.
Gracias Padre, por ser semilla buena,
del Dios Bueno que en tu ser habita.
A MARIETA
Para Rocío Dúrcal, que le puso
música a mi infancia.
La muchacha bonita que iba en Vespa
nos dejó
para ver desde arriba el arco iris,
y cantar en el cielo,
como lo hizo en la tierra,
su preciosa canción de juventud.
Entró en la eternidad
con su amplia sonrisa.
para encontrar, seguramente,
el color bermellón,
después de atravesar
los inmensos campos de tréboles.
Para mí,
que fui creciendo al tiempo que ella,
oyendo sus canciones y soñando
mientras me emocionaban sus películas,
siempre será la chica
más bonita
que ninguna,
y siempre estará viva en mi recuerdo.
La muerte sólo pudo
acabar con su vida,
y la hermosa muchacha de la moto
se convirtió en leyenda viva
para la eternidad.
EL VOLCÁN DEL TIEMPO
Quizás fue el movimiento de los cuadros
de tu camisa azul,
la urgencia de tus labios,
o mi hambre atrasada de ternura.
Tal vez fuese la luna poderosa,
llamarada celeste,
de esa noche de junio
cuando todo es posible.
Es muy probable que jamás
sepa las claves del misterio,
lo cierto es que la magia
concertó nuestra cita
y rodamos
por el volcán del tiempo y el amo.
Para Rocío Dúrcal, que le puso
música a mi infancia.
La muchacha bonita que iba en Vespa
nos dejó
para ver desde arriba el arco iris,
y cantar en el cielo,
como lo hizo en la tierra,
su preciosa canción de juventud.
Entró en la eternidad
con su amplia sonrisa.
para encontrar, seguramente,
el color bermellón,
después de atravesar
los inmensos campos de tréboles.
Para mí,
que fui creciendo al tiempo que ella,
oyendo sus canciones y soñando
mientras me emocionaban sus películas,
siempre será la chica
más bonita
que ninguna,
y siempre estará viva en mi recuerdo.
La muerte sólo pudo
acabar con su vida,
y la hermosa muchacha de la moto
se convirtió en leyenda viva
para la eternidad.
EL VOLCÁN DEL TIEMPO
Quizás fue el movimiento de los cuadros
de tu camisa azul,
la urgencia de tus labios,
o mi hambre atrasada de ternura.
Tal vez fuese la luna poderosa,
llamarada celeste,
de esa noche de junio
cuando todo es posible.
Es muy probable que jamás
sepa las claves del misterio,
lo cierto es que la magia
concertó nuestra cita
y rodamos
por el volcán del tiempo y el amo.
Javier Bueno Jiménez
Javier, firmando en el libro de firmas del Grupo Tintaviva, junto a Julia Gallo |
Y firmando ejemplares de su poemario |
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