viernes, 1 de mayo de 2015

H O M E N A J E
DEL GRUPO LITERARIO TINTAVIVA
DE CULTURAL TELEFÓNICA DE MADRID
AL POETA Y ESCRITOR
NICOLÁS DEL HIERRO



El pasado 20 de abril, el Grupo Literario Tintaviva dedicó una de sus sesiones a homenajear al poeta Nicolás del Hierro destacando su valor humano y literario.


El poeta, antes de empezar el acto, conversando con el público.


Semblanza humana:

Hablar de Nicolás del Hierro, escribir sobre sus muchos perfiles como hombre de letras y sobre su talla humana, me llevaría tanto tiempo que, sin quererlo, usurparía el de su protagonismo en esta tarde especial en la que todos los presentes, y los que no han podido acudir, le homenajeamos desde el Grupo Literario “Tintaviva” de la Institución Cultural Telefónica de Madrid.  

Hablo del personaje y obra de Nicolás como se hace de las personas que al tratarlas    “nos dejan buen sabor de alma”, es decir, con cariño, respeto y admiración, porque este reconocido autor manchego no trampea ni con la amistad ni con el afecto, no es partidario de la mentira y se muestra siempre respetuoso, considerado, amable, buen colega y buen amigo. Hablo por tanto de un hombre bueno, de un excelente poeta, novelista, autor de magníficos relatos (que retratan verazmente el cosmos en que batallamos), guionista, conferenciante y crítico literario.

Voy a intentar dibujar con los pinceles del sentimiento una breve semblanza de su persona. Son muchos años de amistad, así que procuraré sujetar el sentimentalismo para que no me salga a pasear, salida que no me gustaría en absoluto, ni agradaría a este hombre sin ambages ni palmadas de humo que escribe desde el corazón, y cuya dignidad es la sabia de su existencia.

El 2 de febrero de 1934, en la localidad de Piedrabuena (Ciudad Real), viene al mundo en el seno de una familia de labradores. Albergó su cuna “Una casa modesta, de empleado”, como el poeta define su vivienda en el soneto titulado EL HOGAR, en el cual alaba las cualidades de sus progenitores y el ambiente hogareño.

Me cuenta Nicolás que nació antes de que a su padre le diera tiempo de estar presente en el alumbramiento, y que su madre auguró que esa criatura no se dedicaría a trabajar la tierra.

Desde muy niño, Nicolás destacó por su inteligencia. Cuando se incorporó a la Escuela Nacional con seis años, como ocurría entonces, ya leía. En la escuela había varios niveles, y al pequeño lo fueron alzando de grado a medida que iban descubriendo sus conocimientos; así que pronto se encontró en el último, estudiando la enciclopedia Dalmau Carles Pla.

Su madre le hacía los cuadernos juntando varias hojas a cuadrícula. En uno de esos cuadernos un día llevó un problema resuelto a la perfección que hizo dudar al maestro, de modo que éste le planteó otro de similares características para que lo resolviera en su presencia, haciéndolo el muchacho exitosamente para credibilidad del profesor.

A la edad de diez años su padre sacó a Nicolás de la escuela para entrar a trabajar en el estanco de un tío. Allí el aficionado lector se familiariza con las cuentas y el trato con la clientela, en aquel ámbito laboral lee los Cuentos de Calleja cuando el momento se lo permite.

A los trece años entra de botones en el casino de su pueblo. Sus buenos modales, su mente despierta y su carácter amable agradan a los socios granjeándose afectos.

Ya jugaba bien al billar desde adolescente. Lo menciono porque esta pericia le aportará cierta coyuntura que tendrá que ver con una de las primeras luces, de las muchas que  alumbrarán su posterior y definitivo camino literario.  Al pueblo recala un joven maestro aficionado a este juego, también a escribir poemas de corte clásico; alumno y educador entablan amistad. El maestro poeta lee sus poemas a Nicolás, le regala un libro de Miguel Hernández y el estudiante empieza a interesarse por la poesía y la literatura. En las clases que imparte el Ayuntamiento aprende mecanografía. Otro vecino del pueblo, parroquiano del casino, enseña taquigrafía al solícito botones. Un exiliado que llega a Piedrabuena le da clases de francés y regala a Nicolás un libro de poemas de Gustavo Adolfo Bécquer… Así el discípulo, absorbiendo conocimientos incansablemente,  va aprendiendo y aprendiendo (juzguen ustedes si este aprendizaje no es de película).

En el cincuenta y cuatro emigra a San Sebastián, donde se emplea en un hotel de la cadena del Palas. Contaba veinte años, cuando el encargado de ese hotel lo trae al de Madrid, aquí aprende inglés. Cuarenta y dos años trabajará desde entonces en el Hotel Palas de la capital de España, hasta su jubilación, habiendo pasado por diferentes ascensos.

Julia Gallo y Nicolás del Hierro



De las vivencias y experiencias en este incomparable marco, además del aporte de su vivísimo sentido de la observación, Nicolás ha venido nutriendo sus escritos con aditivos de la  realidad y buen oficio, intentando en todo momento entender, mediante su índole pacífica y justa, los comportamientos humanos, condicionados tantas veces por el peso de las circunstancias.

Nicolás del Hierro dice que la gente de su pueblo siempre se ha portado muy bien con él, y está muy agradecido, por eso es imposible no mencionar que, entre sus muchos  galardones y reconocimientos, la distinción que más es tima es la creación del importante Premio de Poesía que lleva su nombre, instituido por el Ayuntamiento de Piedrabuena  el 17 de abril de 1997.

Nicolás es poeta por encima de todo, un gran poeta cuya primigenia esencia literaria impregna cuanto escribe, bien sea en prosa o en verso, y lo hace con humildad y rapto, como lo hacía su admirado José Hierro, cuya obra Nicolás ha estudiado profundamente.   
              

Así dice Pepe Hierro:

Hablo con humildad, /  con la desilusión, la gratitud  / de quien vivió de la limosna de la vida.  /  Con la tristeza de quien busca una pobre verdad en la que apoyarse y descansar.


Al igual que José Hierro, o al igual que Machado,  Nicolás  va haciendo su poesía al andar. Va conformando sus páginas de  caminante a cada paso que da, dispuesto siempre a indagar y encontrar las razones a la vida, a fin de que no se le agote la esperanza, aún cuando la vida saque sus garras y  vuelva al hombre del revés, como se vuelve un calcetín para seguir siendo utilizado debidamente, que es lo mismo que decir: Como a la Vida le venga en gana.

No puedo terminar estas palabras dirigidas a Nicolás, sin mencionar a Ana, aquí presente, su esposa, su compañera, su amiga, su confidente, la madre de sus hijos, su amor…, la mujer con la que forma un equipo admirable y se complementa. Se complementan, me dicen ambos, porque ella, pintora de gran sensibilidad, pertenece a la esfera de la ensoñación, y él, Nicolás del Hierro, es telúrico por todas sus orillas, y es también portavoz del acaecer del mundo, de su belleza y miserias que no se le son indiferentes.

Su poesía evocadora, intimista, reivindicativa y filosófica; conmovedora tanto si habla de amor como si trata de temática social, es un gran legado para todos los amantes del verso y la literatura. En un momento lo vamos a corroborar una vez más a través del regalo que hoy nos hace mostrándonos  algunos poemas de su libro inédito   ESTA LUZ QUE ME HABITA.

Y como he aludido a su soneto EL HOGAR, finalizo leyendo esta instantánea poética de una parte de su biografía: 

EL HOGAR

Una casa modesta, de empleado
que se gana su pan de cada día;
y una mujer honesta que porfía
con el debe y haber de lo cobrado.

Un pequeño que juega entusiasmado
con la reciente entrega de alegría
que le hiciera Melchor, en armonía
con su cerebro limpio y despejado.

Hay un mucho de paz y algo de vida
para mirar el mundo en su despliegue
hacia el mejor sentir de los humanos.

Y hay un mantel dispuesto, una comida,
con un trozo de amor para el que llegue
con la verdad abierta entre las manos.



Julia Gallo Sanz

Julia Gallo                                                Nicolás del Hierro                                           Andrés R. Blanco


Obra de Nicolás del Hierro:

Poesía
Profecías de la guerra, Bilbao, Alrededor de la mesa, 1962.
Al borde casi (1963-1964), Zaragoza, Orejudín, 1965.
Cuando pesan las nubes, Barcelona, Carabela, 1971 y Barcelona: Vosgos S.A., 1976.
Este caer de rotos pájaros, Madrid, Col. Niágara, 1979.
Lejana presencia Valdepeñas (1984).
Muchacha del Sur (Toledo, 1987), premio Puerta de Bisagra, Toledo.
Toda la soledad es tuya. Antología. 1962-1987 (Ciudad Real: Diputación Provincial, 1989)
Cobijo de la memoria (Valdepeñas: Grupo A7, 1995)
Ojos como la noche (Ciudad Real: Diputación Provincial, 1997)
Mariposas de asfalto (accésit del premio Rafael Morales, Talavera de la Reina, 1999)
Lectura de la niebla (accésit del premio Alfonso VIII, Cuenca, 1999)
El latir del tiempo (Piedrabuena: Amigos de Piedrabuena, 2004).
Dolor de ausencia (Guadalajara, 2005)
Los rojos ríos de tus noches, Ciudad Real, Grupo Literario Guadiana, 2005.
El color de la tinta. Poesía 1962-2010, Madrid, Editorial Vitruvio, 2012.
Premonición de la esperanza Casa Maya de la Poesía. Campeche Méjico. 21013

Novelas
El Temporal, (Ciudad Real, 1984), accésit al Premio de Novela Ciudad Real.
El oscuro mundo de una nuez, (premio de de La Crítica Castilla-La Mancha 2004), Guadalajara

Libros de relatos
Nada, éste es el mundo (Miguelturra, 1986) Premio Carta Puebla de narraciones.
Fantasmas de un mundo cerrado, inédito.
Una ventana abierta Ediciones C y G, Puertollano, 2014

Antologías
Toda la soledad es tuya (Biblioteca de Autores Manchegos)
Antología de la Poesía Cósmica de José Hierro y Nicolás del Hierro (40 poemas de cada uno, México, 2004)

Tiene presencia también en una muestra de cinco poetas manchegos titulada “Como agua de lluvia” y ha participado en numerosas antologías colectivas.

Otras publicaciones
Con Juan Jiménez Ballesta, en 1998, ha publicado Historia de Piedrabuena: Condicionamientos geográficos, población y misceláneas.

Entre el centenar de premios que ha recibido destacan:
Premio Carta Puebla de Narraciones
Accésit del premio Alfonso VIII Cuenca 1999
Accésit del premio Rafael Morales Talavera de la Reina 1999
Premio Puerta de Bisagra Toledo
Premio de de La Crítica Castilla-La Mancha 2004

Nicolás del Hierro es:
Socio De Honor de la Biblioteca de Castilla-La Mancha.
Co-fundador de la Asociación de Escritores de Castilla-La Mancha.
Impulsor de la actividad literaria de la Casa de Castilla-La Mancha en Madrid.
El prestigioso premio de poesía convocado por el Ayuntamiento de Piedrabuena desde 1997, lleva su nombre.


Sobre su obra:

Seguramente la crudeza de los tiempos que le tocó vivir en su infancia regó la raíz que después habría de florecer en sus versos. Y la problemática de los paisajes humanos y sociales expuestos ante sus ojos fue la que alimentó la rebeldía de querer contarlo, de decírselo en forma de poema a sus congéneres. Y aunque a lo largo de los 50 años de su obra literaria Nicolás del Hierro ha ampliado sus temas en prácticamente todos los perfiles, el cultural, el social y el sentimental, es la preocupación por la cuestión humana la que en un principio condujo sus versos y los asimiló a la poesía social de entonces, no en vano recibió la influencia de poetas como Miguel Hernández, Blas de Otero, César Vallejo o Gabriel Celaya.

A Nicolás del Hierro le gusta escoger con cuidado lo que dice y cómo lo dice. La misma pureza que busca y que le gustaría encontrar en la vida y en el hombre él la aplica a su expresión. Así, sus versos, exentos de amaneramientos y oscuridades, denotan sinceridad y sencillez, a las que añade ritmo y musicalidad y, por supuesto, belleza. Al hilo de esto último y porque en su obra también se añade la metabúsqueda de la expresión precisa y armoniosa, cito estos versos:



“Él ha puesto
destinos en la esencia de su copa
y busca, en el camino del silencio,
un verso que llevarse a las alturas,
una libélula de frases
con que irradiar el don de la metáfora.”


Ha comentado Nicolás del Hierro: "Mi poesía siempre ha sido algo trágica, escrita y fundamentada en las raíces, en mi tierra, y en el pensamiento de lo perdido". Esas raíces han dado lugar al gran tronco de su obra que en su copa frondosa nos ofrece el incuestionablemente valioso aroma de su poesía. Proximidad, hondura y sentimiento; denuncia, rebeldía y búsqueda incansable de lo que debería estar y acaso no se encuentra. Todo ello con una voz amable y una mirada buena, una mirada que recoge la humanidad de nuestra especie, incluidas sus diferencias, como en el hermoso poema con que acabo estas breves palabras sobre su obra, un poema caracterizado por ese sentimiento tan suyo de lo perdido, por la ilusión del deseo aún insatisfecho, y por el amor incondicional al diverso ser humano sobre el que siempre ha construido, con sus palabras, la ilusión de la poesía.



 HACE TIEMPO QUE...

Hace tiempo que no sueño con los hijos de mi sombra:
la vida, a veces, yo no sé si nos ata o nos sacude...

La verdad es que hay días, largos días,
que se nos queda el mar dormido por las venas,
como se duerme el toro junto al río.

Una esperanza tengo: Amar.
Si es posible,
me gustaría amar: me gustaría
vestir algún domingo
el traje largo de la libertad, y amar.

Y salir a la calle, encontrarme con la vida,
con el hombre que reza y el hombre que blasfema,
con el que abre la mano y cierra el puño:
con los hijos de Dios y del Demonio.

Me gustaría, una tarde, ponerme el traje de la libertad
y que no me rindieran los temores, convencerme
de que la rosa casa pensamientos,
y que el viento es más viento cuando peina
primaveras en frentes desiguales.

Una ilusión me queda: He de morir.

...Pero, con ansia me pregunto,
¿habrá un hombre de luz y otro de sombra
para cerrarme un ojo cada uno...?

 


Y les dejo ya con la valiosa palabra de Nicolás del Hierro.


Andrés R. Blanco





Nicolás del Hierro leyó una serie de poemas inéditos tras lo cual, para su descanso y entretenimiento de los asistentes, actuó el cuarteto a capella "El cuartito" (trío en esta ocasión por ausencia de una de las componentes) interpretando una pieza del Cancionero de Palacio, siglo XVI.

Actuación de "El Cuartito"

Seguidamente leyeron poemas de Nicolás del Hierro los poetas Ángela Reyes, Francisco Caro y Alfredo Villaverde. Y Carmina Casala subió al escenario a leer un poema de su autoría dedicado al homenajeado.

Ángela Reyes

Francisco Caro
Alfredo Villaverde

Carmina Casala




















 Tras las intervenciones de sus amigos y una nueva actuación de "El Cuartito", Nicolás del Hierro retomó la lectura de su obra recibiendo al final un gran aplauso de los asistentes. El acto se cerró con la entrega de un diploma y un obsequio al poeta homenajeado, su firma en el libro de honor del Grupo Tintaviva y con las acostumbradas "fotos de familia".

Nicolás del Hierro muestra el diploma entregado por Julia Gallo


El poeta Nicolás del Hierro y su esposa rodeados por los intervinientes en el homenaje.












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CATÁLOGO DE LA EXPOSICIÓN "EL TRAZO Y LA PALABRA"